Guadalajara,
24 de octubre de 2017
Hoy,
24 de octubre, se celebra el Día de la Biblioteca, una efeméride
que tiene en Guadalajara una doble cara. Por un lado, la positiva,
porque contamos con una de las mejores bibliotecas públicas de
España, y por otro, la negativa: seguimos siendo una vergonzosa
excepción.
Ya
lo dijimos hace un año, y volvemos a insistir: somos una vergonzosa
excepción porque somos una de las poquísimas capitales de provincia
en todo el país que no cuenta con bibliotecas municipales (en
Castilla-La Mancha, la única de hecho). Si hacemos recuento en la
región, Toledo suma cuatro, Cuenca tres, Ciudad Real diez, Albacete
una estupenda red de quince centros y Guadalajara ninguna, cero.
En
nuestra comunidad todos los pueblos con más de 1.000 habitantes
cuentan con bibliotecas. Ayuntamientos infinitamente más pequeños
que el de Guadalajara invierten en servicios bibliotecarios básicos
(Yebes-Valdeluz,
con una población de 3.200 habitantes, destina 80.000 € de las
arcas públicas a su servicio bibliotecario; y en Azuqueca, con
35.000 habitantes, la cifra asciende a 275.000 €, por ejemplo).
El nuestro nada, cero euros.
Esta
es una anomalía difícil de entender si tenemos en cuenta que no
estamos hablando de un capricho: se trata de una competencia
municipal. La Ley de Bases de Régimen Local obliga a los municipios
de más de 5.000 habitantes a disponer de bibliotecas; la Ley de
Lectura y Bibliotecas regional va más allá al señalar que todos
los municipios de Castilla-La Mancha de más de 20.000 habitantes
deberán disponer de una red municipal de bibliotecas.
En
una ciudad de 84.000 habitantes donde la única biblioteca, de
titularidad estatal, es uno de los espacios públicos más usados,
donde los clubes de lectura aglutinan a cientos de personas y los
cuentos se han convertido en una de nuestras señas de identidad, es
incomprensible que el equipo de Gobierno del Partido Popular no se
haya planteado después de tantos años ningún tipo de inversión. Y
eso a pesar de tener multitud de espacios municipales cerrados,
centros sociales en los barrios infrautilizados y cuatro pedanías
sin el más mínimo servicio bibliotecario.
Esta
es una carencia muy ilustrativa de lo que queda por hacer en esta
ciudad, de lo que podemos mejorar. No es algo superfluo: las
bibliotecas son espacios imprescindibles de transformación social y
dinamización cultural. La oferta educativa y cultural de Guadalajara
no estará completa si no cumplimos con una competencia municipal que
este Ayuntamiento lleva años ignorando.
Y
la ignorancia no es buena, en este caso nos convierte en una
vergonzosa excepción en la provincia, en la región y en el país.
Es el momento de hablar de bibliotecas de titularidad municipal y de
hacerlas realidad. Ya conocen el dicho, “más vale tarde que
nunca”.
Susana
Martínez
Concejala
de Ahora Guadalajara
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